Las
elecciones generales y autonómicas de 2019 han puesto fin al ciclo de
regeneración política iniciado por las Mesas de Convergencia (2010) y el
Movimiento 15-M (2011), y que capitalizó electoralmente Podemos un año después.
Como sucedió en el período de decadencia de Izquierda Unida, la organización no
está siendo capaz de abordar una discusión en profundidad sobre las causas de
su rápido declive. Pero la capacidad que desplegó en sus mejores años de sumar
más del 20% del electorado en toda España, y de convertirse en la primera
fuerza en Cataluña y el País Vasco, dos territorios plurales que contienen la
clave para la solución del problema identitario en el conjunto del país, ha
sido demasiado importante como para banalizar este experimento político o
conformarse con explicaciones personalistas y anecdóticas ¿Qué ha sucedido con
Podemos?